Irunúu era un cazador Wayúu y siempre le gustaba andar
por el medio de la selva. Un día se encontró una niña abandonada y sucia en la
selva. Él se la llevó a su casa y le dijo a sus tres hermanas que la asearán y
enseñarán las tareas y trabajos que realizan cotidianamente las mujeres
guajiras. Las hermanas se confabularon para maltratar a Waleker, incluso no le daban comida. Pero no pasaba hambre, pues
Irunúu muy placenteramente compartía su alimento con ella todas las noches
cuando llegaba.
Irunúu tenía gran curiosidad por descubrir quién era el
autor o autora de las maravillas que día tras día se conseguía en su casa.
Habían tejido un hermoso chinchorro, una manta que parecía de seda, y tejidos
de formas variadas.
Desconociendo la procedencia de tales maravillas, un día
ya de noche llegó más temprano que de costumbre, y cuidadosamente entró a su
choza. Atraído por una desconocida fuerza y sorprendido por la hermosura de la
doncella se percató que de su boca salían hilos que ella misma tejía y
prontamente convertía en coloridos tejidos. Él fue acercándose mientras sentía
una gran necesidad de abrazarla, cuando lo hizo la doncella desapareció y quedó
convertida en la muchachita que él había encontrado en la selva.
Ella le rogó no decir el secreto a nadie. Aunque ella se reservó una parte del
secreto… Irunúu sólo deseaba casarse con Waleker y los espíritus malignos se
aprovecharon de él y le convencieron de revelar de dónde salían las bellas
mantas. Irunúu les reveló el secreto. Y empeñado en casarse con Waleker al
tratar nuevamente de abrazarla se convirtió en araña. Y en sus manos sólo quedó
un ovillo de hilos…Waleker la tejedora se perdió entre los árboles…por ser hija
de una araña.
Waleker significa en español araña, y es la leyenda sobre origen del tejido
Wayúu, basada en una obra de un escritor desconocido de esa comunidad indígena.
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